Todos tenemos ese cliente intenso, que no respeta horarios, no envía el contenido a tiempo, es desordenado, roba un poco de nuestra paz y al que juramos no volver a prestar servicios.
Un día decimos, hasta hoy llegamos, rompemos con él, pero ADIVINEN, el cliente nos enreda otra vez, nos receteamos y ¡a la carga!
Aquí, unas sugerencias para mantener la fiesta en paz.
- Deja las reglas claras nuevamente.
- Establece horarios y cúmplelos.
- Analiza si los beneficios que estás obteniendo valen la pena (dinero, recomendaciones, aprendizaje).
Recuerda que tu paz no es negociable, que no tienes varita mágica y que cuando no se puede, no se puede.
No te sientas culpable, si no funciona dile adiós.
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